En una foto que no iba dirigida a mí. Pero que me he quedado mirando varias veces, como si tú me la hubieras regalado.
Y me he sentido como en aquel monólogo Indira Páez:
Te vas a dar cuenta de que me olvidaste cuando me veas, y te des cuenta de que me olvidaste. Y lo peor, o lo mejor del caso, es que no va a importarme porque yo también voy a olvidarte.
Y yo te olvidé. Relativamente rápido.
Pero hoy cuando te veo, te recuerdo.
Recuerdo las largas noches de vino y sexo. Inacabables. Los largos cigarrillos post-coitales. Las ganas constantes de ti. De tu tontería, de tu frivolidad, de tu perfecta simplicidad. De tu cara guapa. De tu cuerpo perfecto sin necesidad de preocuparte por él.
De que parecía que parábamos el tiempo.
De que parecía que en las noches de Enero no existía el frío.
Y acabó. Y el amor ahora te acompaña.
Y no me duele. Y me queda tu recuerdo de tanto en tanto.Y me sirve en alguna noche fría.
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